España es uno de los principales productores de vino a nivel mundial. Sin embargo, de esta industria se generan multitud de residuos con los que hasta hace pocos años no se sabía muy bien qué hacer. Ahora, un estudio publicado en la revista científica Waste Management y reseñado por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), ofrece una revisión de los principales aprovechamientos de estos subproductos para convertir lo que hasta ahora era un problema, en una fuente de ingresos económicos.
Los residuos del vino son ricos en compuestos biodegradables ya que la mayoría son restos vegetales derivados de la uva. De la fermentación de los sarmientos y en el bagazo (residuo que se obtiene tras presionar la uva para sacarle el jugo) se obtienen, en función del microorganismo empleado, diferentes compuestos como ácido láctico, bioemulsionantes (usados como aditivos alimentarios) y biosurfactantes (tensoactivos para fabricar detergentes).
Además, el bagazo y las semillas de uva son ricos en compuestos fenólicos con importantes propiedades antioxidantes. La vinaza, que es el vino que se saca de los últimos posos, contiene ácido tartárico, un acidificante y conservante natural que se puede extraer para su aprovechamiento.
En definitiva, se trata de emplear los nuevos métodos que ofrece la tecnología para eliminar el problema de los vertidos de residuos incontrolados de industria vinícola y, además, revalorizarlos y convertirlos en una nueva fuente de ingresos.
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