jueves, 16 de febrero de 2012

Tarea 9.2

Una alternativa a los insecticidas químicos, son los insecticidas biológicos. La naturaleza nos ofrece la posibilidad y los humanos usamos las milenarias guerras de insecto contra insecto a nuestro favor

Avispa usada para biocontrol (Reuters) Cada semana, unas 60 mil avispas y ácaros sedientos de sangre emprenden una travesía de 13 mil kilómetros, desde un criadero en la costa este de Gran Bretaña hasta las Islas Malvinas, en el Mar Argentino.



Estos insectos asesinos naturales, que viajan en paquetes sellados para evitar que se escapen durante el vuelo de la Fuerza Aérea Británica hasta el Atlántico Sur, tienen como destino los invernaderos del cultivador de hortalizas Tim Miller, donde les hincarán el diente a las plagas locales.

Miller podría ser el exponente más austral del control biológico. Su huerta en Puerto Argentino abastece al destacamento británico y a los cruceros que pasan por las islas, además de las bases científicas de la Antártida. Y no es el único.

En todo el mundo, el "negocio de los insectos" está en auge a medida que los agricultores utilizan cada vez más insectos depredadores y parásitos, como una alternativa a los pesticidas químicos.

Desde Bioline, el criadero de insectos del gigante agroquímico suizo Syngenta, en las afueras de Clacton-on-Sea, se envían 27 diferentes especies benéficas a los agricultores en Europa, América, Oriente Medio y Japón.

Cajas con "vaquitas" de San Antonio (Coleoptera: Coccinellidae) esperan para ser despachadas a Arabia Saudita; avispas de la especie Encarsia formosa (Hymenoptera: Aphelinidae) serán enviadas a España, y también hay abejorros que serán destinados a ayudar a polinizar las plantas de tomates en Gran Bretaña.

Melvyn Fidgett, el presidente ejecutivo de Bioline, subsidiaria de Syngenta AG, la mayor firma de agroquímicos del mundo, estima que su unidad envía cada año unos 200 mil millones de insectos a diversos clientes.

La forma en que se juntan los insectos es un secreto bien guardado, pero el resultado final es una pila de bichos "buenos", listos para ser despachados en paquetes de papel que se pueden colgar entre los cultivos.

El negocio de los insectos, aunque no es nuevo, ha recibido un fuerte impulso en años recientes, debido a la creciente preocupación de los consumidores por la calidad de los alimentos y los temores de que se utilicen los pesticidas de forma excesiva.

La Asociación Internacional de Manufactureros de Biocontrol (International Biocontrol Manufacturers Association) estima que en el 2000 se vendieron insectos de uso comercial por unos 300 millones de euros, y prevé que esa cifra crecerá en unos 400 millones de euros para el 2010.

Esto aún es pequeño comparado con el negocio mundial de los insecticidas, que en el 2003 movió unos 6.700 millones de dólares, según el grupo de análisis Phillips McDougall.

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