sábado, 28 de enero de 2012

DIATOMEAS

 Las diatomeas constituyen un grupo de algas unicelulares muy abundantes en el océano abierto, donde representan un importante eslabón en la cadena alimentaria, pero también están presentes en el agua dulce e incluso en suelos húmedos. Aunque normalmente son microscópicas algunas pueden alcanzar hasta 2mm. Poseen un juego de pigmentos fotosintéticos que incluye clorofila, carotenoides y fucoxantina, y almacena sus reservas en forma de carbohidratos y aceites, lo que contribuye a su flotabilidad. Las diatomeas tienen una concha de sílice, llamada frútulo, con una gran cantidad de diminutos agujeros en su estructura que causan múltiples reflexiones de la luz que a causa de las interferencias muestran una increíble gama de colores dependiendo de su orientación.
Científicos británicos han encontrado una forma efectiva de controlar las condiciones de crecimiento en laboratorio como paso previo a su implantación a escala industrial. Las conchas cosechadas pueden mezclarse con colores, cosméticos y ropas, o incorporarse a polímeros para producir hologramas de difícil falsificación.estructura diatomea
La producción actual de pequeños reflectores artificiales requiere una gran cantidad de energía, altas temperaturas y presiones industriales. Cultivando conchas de diatomea, llegamos al mismo producto a temperatura y presión ambiente, reduciendo enormemente la energía necesaria y las emisiones de dióxido de carbono. El proceso, además, es extremadamente rápido en las condiciones adecuadas, pues una diatomea puede producir 100 millones de descendientes en un mes.
Este es el avance conseguido por científicos del Museo de Historia Natural y de la Universidad de Oxford, con fondos del Consejo de Investigación de Ingenirería y Ciencias Físicas (Engineering and Physical Sciences Research Council, EPSRC) en un proyecto que engloba a expertos en biología, química, física, ingeniería y materiales.
El Profesor Andrew Parker, que dirige la investigación, afirma que se trata de un proceso barato y ecológico, ya que las conchas son biodegradables. Destaca su simplicidad y economía, dejando a la naturaleza el trabajo duro, y los beneficios para el medio ambiente, porque el fitoplancton “consume” CO2, evitando el calentamiento global. Además este hallazgo podría estimular a la industria para la investigación de otros productos naturales similares.
“Las cualidades iridiscentes de las diatomeas puede que tengan que ver con un intento por mejorar la captación de luz solar para la fotosíntesis; aunque también puede estar relacionado con la necesidad de asegurarse contra una insolación excesiva. Cualquiera que sea la causa, explotar las increíbles propiedades de estas diminutas conchas puede tener un enorme impacto en la industria. Podrían incorporarse en la fabricación de pinturas que proporcionaran una superficie repelente al agua y fueran incluso autolimpiables”

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