En el siglo XIX, Joseph A. Plateau (1801-1883) realizó experimentos simples y divertidos que consistían en hacer pompas de jabón y mojar marcos de alambre en una disolución jabonosa. Estos experimentos permitieron a Plateau percatarse de que las películas de jabón obedecen a un principio muy simple: hacer mínima su área ya que serán las más estables pues su energía potencial es mínima.
Decía que la formación de una superficie de jabón exige energía y que, en consecuencia, la superficie tiende a contraerse para minimizar dicha energía. Es decir, la pompa de jabón como la naturaleza en sí busca hacer la menor fuerza posible y eso lo consigue con la forma esférica.
En 1873 formuló el problema que lleva su nombre: “determinar la superficie de área mínima limitada en el espacio por un contorno cerrado”. Además enunció tres leyes sobre la formación de estas superficies:
- Tercera ley: “Una película de jabón que puede moverse libremente sobre una superficie la interseca en un ángulo de 90º”.
Con
la ayuda de películas de jabón hemos resuelto problemas matemáticos
variacionales, que aparecen en la formulación de muchos problemas físicos.
Las películas de jabón siempre adoptan la forma que minimiza su energía elástica y, por tanto, su área, de ahí que resulten idóneas en el cálculo de variaciones.
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